Los combustibles alternativos, también conocidos como combustibles no convencionales, son materiales o sustancias que pueden ser usadas como combustibles, no siendo combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas natural), o nucleares.[1]
Algunos combustibles alternativos incluyen el biodiésel, bioalcoholes (metanol, etanol, butanol), combustibles sólidos recuperados, la electricidad almacenada químicamente (pilas y pilas de combustible), el hidrógeno, el metano no fósil, el gas natural no fósil, los aceites vegetales, el propano y otras fuentes de biomasa.[2]